
Nadie muere en la víspera. El ser humano muere el día y a la hora que señala la Ley del Destino. Desafortunadamente la humanidad desconoce esta ley.
"La causa de la muerte es el pecado", dicen las Sagradas Escrituras; realmente el ser humano al cometer el pecado original en aquel Paraíso Terrenal, quedó sometido a una cadena de muertes y nacimientos, de las cuales solo podrá liberarse cuando nazca por segunda vez del agua y del fuego, cuando sea bautizado por el Espíritu.
El rayo de la muerte, es el único rayo que el ser humano no puede resistir. Su energía es tan fuerte que destruye totalmente el organismo humano. Es una energía de tan altísima corriente, que inevitablemente destruye el organismo, al circular por éste.
San Pablo nos dice en la Biblia que el ser humano posee un cuerpo carnal y un cuerpo espiritual. A este cuerpo carnal se le llama "cuerpo físico" y al cuerpo espiritual le llamamos "alma o cuerpo astral". Estos cuerpos están unidos por un cordón fluídico o energético, que en esoterismo se denomina "Cordón de plata".